martes, 19 de febrero de 2013

LAS MARIONETAS HABLAN ¿EH?

Dar voz a la marioneta, encontrar la voz que va con su forma y su juego y comprender esa voz, sitúa al manipulador, así como al espectador, frente a los lazos característicos de esta forma teatral. Lejos de ser una cuestión puramente sonora, auditiva o vocal, la voz de la marioneta sintetiza la mezcla de elementos heterogéneos, contradictorios e inquietantes (humano e inhumano, animado e inanimado, muerto y vivo) que se encuentran en su cuerpo y que imponen la búsqueda, la invención, la utilización de una voz particular.

La voz del marionetista debe pasar a través de los hilos, para que el personaje interprete verdaderamente el texto. No es necesario que el muñeco tenga la voz articulada, pero ayuda mucho. También se puede acompañar la dicción con movimientos de cabeza y ademanes, aunque el abuso de este recurso puede preocupar al espectador al ver que el muñeco sufre un ataque de epilepsia. Además de soportar textos largos (consejo: recuerden que lo bueno, si breve, dos veces bueno), pueden hasta cantar óperas. La voz del personaje puede ser grabada o en vivo, saquen ustedes sus propias conclusiones al respecto. La utilización cada vez maś frecuente de música grabada en espectáculos de marionetas no refleja solo una evidente coacción económica, sino que puede volverse un elemento portador de sentido, porque la música grabada produce el mismo efecto de lejanía que la vos que habla en lugar de la marioneta.

Entre real e imaginario, el espectador debe hacerse paso, siguiendo rodeos totalmente personales e incluso íntimos, secretos o inexplicables a sus propios ojos, para tener acceso a una realidad distinta que nos obstante  le concierne profundamente. Encontrar esa frecuencia, escuchar esa voz, sintonizar con ella, tal es el desafío del marionetista.

Texto extraído de la revista "Fardon" en un monográfico llamado "La vida por los hilos" . Buenos Aires, Julio 2010


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